Por Francisco Cruz Angulo
El Partido de la Revolución Democrática (PRD) atravesará por
momentos más críticos a partir de su fundación.
Luego de los malos resultados electorales en los comicios de
julio pasado, la dirección nacional de ese partido encabezado por Jesús
Zambrano y Jesús Ortega enfrentarán el surgimiento de una nueva corriente que
pretende ser nacional denominada “Patria Nueva” encabezada por un numeroso
grupo de militantes y líderes sociales que tienen sus orígenes en el ex Partido
Comunista Mexicano.
La cabeza visible de ese movimiento es el ex senador de la
república Carlos Salcedo, de origen chiapaneco.
Este movimiento perredista inició su constitución el pasado
sábado en San Cristóbal de las Casas, Chiapas. De acuerdo a las crónicas
periodísticas será una corriente interna del PRD sustentada en los movimientos
sociales de aquella región sur del país.
Entre sus objetivos será recuperar los principios ideológicos
y programáticos que a lo largo de su existencia se han desvirtuado por
liderazgos pragmáticos que han dejado la lucha social y la movilización
ciudadana magnificando la competencia electoral y de buscar espacios de poder
en el Congreso de la Unión y en otros puestos de elección popular en las
entidades de la República.
Otros de los señalamientos que hacen a la corriente “nueva
izquierda” -la que actualmente controla el aparato burocrático del Partido- es su
alianza electoral con el Partido Acción Nacional desfigurando los principios
ideológicos y programáticos de izquierda.
Cuestionan que si bien esta alianza les dejó buenos
dividendos políticos-electorales a fines del sexenio calderonista, en la última
elección en 14 Estados de la república los ganadores fueron los candidatos
panistas.
En esta misma línea crítica de la corriente “Patria Nueva”
señalan a las corrientes de Marcelo Ebrard, los amalios y otras más que han degenerado en el
oportunismo político. De continuar por esta línea el PRD dejará de ser una
opción de gobierno de izquierda.
Ante este escenario nada halagador para el PRD la nueva
corriente se propone a corto y mediano plazo recuperar a todos los líderes
sociales y dirigentes de izquierda que fueron marginados por la actual
dirección.
El éxito político de la reorganización interna del PRD
dependerá en gran parte de la capacidad de organización y movilización que logre
en las regiones del país en donde existe una efervescencia social debido al
clima de inseguridad y violencia como son en los Estados de Jalisco, Michoacán,
Guerrero, Morelos, Veracruz, Tamaulipas y el Estado de México en donde los
gobiernos estatales, municipales y federal han sido incapaces de garantizar la
seguridad pública. A su vez los partidos Acción Nacional y el PRD van a la cola
de la estrategia federal para ofrecer alternativas de combatir ese
flagelo.
El año próximo el PRD habrá de cambiar su dirección nacional. En las condiciones de control que
ejerce la corriente de los “chuchos” lo más probable es que logren imponer al
próximo presidente nacional de ese partido. Por supuesto dependerá en gran
parte de la posición que asuma la actual dirigencia nacional respecto a su posición
en el Pacto por México y en las negociaciones con el gobierno de Peña Nieto
para la aprobación de las reformas políticas-electoral, la Energética y la
Hacendaria.
Es probable que estas dos últimas reformas sean pactadas por
el PRI-PAN. Al PRD le quedarán las calles para oponerse a dicha reforma que
tiene por objetivo permitir la inversión privada nacional y extranjera en todo
el proceso en la industria petrolera.
Los opositores a la nueva política petrolera de Peña Nieto
–toda la izquierda mexicana -se estarán jugando su futuro destino político. El
país necesita para crecer en su economía cambios profundos para concretar Enrique
Peña Nieto su proyecto de gobierno, en tanto que parece que toda la izquierda
se quedó anclada en el pasado enarbolando las banderas de un nacionalismo revolucionario
que nada tiene que ver con la globalización de la economía. Se sigue
practicando como dogma algunos viejos principios de los gobiernos posrevolucionarios
de la década de los 40´.
Así pues la corriente “patria nueva” verá acotado sus
objetivos programáticos. Todo indica que el PRD sustentado en tribus llegó a su
agotamiento. Eso lo veremos en los resultados electorales del 2015.