Por
Francisco Cruz Angulo
Algunos de mis escasos lectores comentarán que soy
palero del presidente Peña Nieto al reconocerle que hace todo lo que es posible
para transformar desde el Poder la situación económica, política y social de nuestro
país. El hecho de haber consensuado con los tres partidos políticos más
importantes del país comprometiéndose a sacar adelante 96 temas de la agenda
nacional y luego traducirlas en reformas constitucionales aprobadas por el
Congreso de la Unión sienta un precedente que mediante el diálogo, la
negociación y voluntad política se puede
perfeccionar nuestro sistema democrático
Las reformas
que hasta hoy se han aprobado como son la Reforma Educativa, de Telecomunicaciones,
la Ley de Amparo; la Reforma Financiera necesitan aterrizarse en normas
secundarias y luego sean concretadas en
acciones de gobierno.
Por supuesto
este “Pacto por México” estará sujeto a las circunstancias políticas en cada
coyuntura, sobre todo a la competencia electoral.
En esta
perspectiva está a la vista las elecciones en 14 estados de la república de
predominancia priista ante un escenario de carro completo a favor del tricolor.
El Partido Acción Nacional y el de la Revolución Democrática advierten algunos nubarrones
que podrían tambalear el “Pacto por México”. Casos concretos el uso
indiscriminado y abusivo de los programas sociales con propósitos de
proselitismo electoral. Se ha denunciado que los operadores priistas depuran
las listas de beneficiarios en los programas de oportunidades, procampo y del programa
para adultos mayores purgando a militantes o simpatizantes del PAN o del PRD,
lo cual ha generado un repudio generalizado a estas prácticas clientelares.
De la
primera denuncia en contra del gobernador de Veracruz, tuvo consecuencias
positivas: primero, el cese inmediato de 4 funcionarios de la SEDESOL, entre
ellos el delegado federal; luego la concertación de un añadido al “Pacto por
México” entre lo que destaca el blindaje de los programas sociales y acción
penal o administrativa a quienes manipulen los programas con fines electorales.
Es decir, lo obvio que ya está regulado en la Ley Federal Electoral.
Sin embargo
el PAN y el PRD fueron más allá. Solicitaron que fuera incorporado al “Pacto
por México” una reforma electoral que establezca nuevas reglas en la
competencia electoral; a saber, la desaparición del Instituto Federal Electoral
por el Instituto Nacional Electoral en la perspectiva de la desaparición de los
órganos estatales electorales y así establecer un sistema único electoral en el
país que se haga cargo de los procesos electorales estatales, municipales y
federales.
Con este
cambio se reducirá la burocracia y el costo de las elecciones.
Otra
propuesta de la reforma electoral es que sea causa de nulidad aquellos triunfos
electorales cuando se compruebe el rebase
en los topes de gastos de campaña. Incluido el presidencial.
Otro tema
interesante es la creación de una fiscalía electoral autónoma que investigue y
sancione los delitos electorales. Esta facultad la tiene huy el IFE.
Comentan los
dirigentes de estos dos partidos que esta reforma electoral es una de las
condiciones para continuar avanzando en los demás temas de la agenda nacional
del “Pacto por México”, lo cual vemos difícil porque estamos a 50 días de la celebración de los comicios de
este año, en julio próximo.
Por cierto
una buena acción del gobierno de Peña Nieto
es el haber ordenado el cese del titular de la Procuraduría Federal del
Consumidor (PROFECO), Dr. Humberto Benítez Treviño por su responsabilidad
política en el escándalo que armó su hija en un conocido restaurant de la
Ciudad de México.
La susodicha
hija de ese alto funcionario actuó como si fuera jefa de los fiscales de la
PROFECO a los que utilizó para que por ley de sus pantaletas clausuraran ese
negocio que no accedió a sus caprichos de niña rica.
Con el cese
de ese alto funcionario el mandatario federal mandó un claro mensaje a sus
subalternos para que no se sientan y actúen como dueños del puesto.
Aquí en
Nayarit tenemos algunos funcionarios que ya se les subió el humo del poder a la
cabeza. Vamos a ver quién se los baja.