Por
Francisco Cruz Angulo
Leí con
interés la magnífica entrevista que hizo nuestro amigo periodista Oscar
González Bonilla al influyente político de la década de los 70, 80 y 90´Jose
Félix Torres Haro publicada en la Revista “Nuevo Siglo” en su última edición.
Como todo
político de la época de partido único don Félix se encumbró al poder a partir
de su liderazgo en la ACASPEN, el cual lo utilizó como ariete político para negociar tres veces la
diputación local, una federal, dos veces alcalde de Tepic y finalmente
Secretario General en el gobierno de Don Emilio M. González. Antes ya había
logrado ser líder estatal de la CNOP y luego del CDE del PRI.
Esta carrera
ascendente de don Félix tenía como destino final la gubernatura de Nayarit.
Rememoró en
la entrevista el político tepicense que gracias a Dios, no fue gobernador de
Nayarit; que si hubiera llegado a la jefatura del Poder Ejecutivo Estatal en
1999 no viviría para contarlo.
Haciendo
mención a la voluntad divina evocó que fue una señal de Dios el hecho que
durante un viaje de placer por Houston,
Texas al lado de unos amigos sin proponérselo se hizo un examen general de su
salud y resultó que padecía cáncer de Colon.
Deduce don
Félix que de haber sido gobernador del Estado probablemente no se lo hubieran
detectado porque era un político muy entregado a la gente. De allí su sabia
conclusión de su gratitud a Dios nuestro señor por haberle salvado la vida.
El mensaje
divino que le envió Dios a don Félix no impidió a éste apaciguar sus demonios internos.
Como él mismo lo relata, una vez que fue ungido como candidato del tricolor a
gobernador del Estado el Dr. Lucas Vallarta regresó a terminar su mandato como
presidente municipal de Tepic. Estos días fueron un desastre en los servicios públicos,
lo que calentó en el ánimo de los tepicenses su repudio al PRI.
Luego vino
la revelación divina que tuvo durante su viaje de placer a Houston, Texas. No obstante
a su regreso, en vez de estar en paz consigo mismo por haber salvado su vida,
pasado la elección en la que ganó el aliancista, Antonio Echevarría desertó del
PRI y fundó la Asociación Civil “Nuevo Milenio”.
Asimismo recordamos
que don Félix apoyó la candidatura presidencial del Ing. Cuauhtémoc Cárdenas como una clara manifestación
de repudio al candidato del PRI Francisco Labastida Ochoa.
Ya en la
silla presidencial Vicente Fox y Antonio Echevarría en la gubernatura de
Nayarit don Félix queriendo dar una demostración de su fuerza política decidió
buscar el registro local de Nuevo
Milenio como partido político local ante el Consejo Estatal Electoral Tras varios
meses de supuesta afiliación al nuevo partido sus coordinadores entregaron el padrón
total de afiliación mismo que fue rechazado por la autoridad electoral por
haber encontrado enormes irregularidades, entre otras, afiliados ficticios; falsificación
de firmas y otras más.
En aquel
tiempo el fallecido Francisco Pérez Perales me comentó que don Félix terriblemente
indignado echó toda la culpa de su fracaso al ex alcalde de San Blas, José Luis Lizaola, quien
era su coordinador. Fue tal el altercado entre ambos que a los días le vino un paro
cardiaco que lo llevó a la tumba.
Sin embargo,
don Félix no se amilanó; creyéndose todavía poderoso viró hacia la izquierda. Tras
largas negociaciones con el Partido del Trabajo juramentó en la Ciudad de
México los principios ideológicos y programáticos de ese partido. Quizá pensó
que por su larga trayectoria y colmillo político podría manejar a su libre
voluntad al PT en Nayarit.
De aquella negociación
emboletó a varios de sus cuadros a presidencias municipales y diputaciones de
mayoría, entre los más notables al Sr. Ángel Castro a la alcaldía de Tepic y al
dirigente del SETUAN, Luis Manuel Hernández Escobedo como candidato a diputado por el segundo
distrito, por supuesto, don Félix amarró la plurinominal. En aquella elección del
2002 todos los candidatos impulsados por don Félix fueron derrotados, lo que
demostró que la supuesta fuerza política electoral solo era una fantasía.
De esta
manera don Félix llegó por tercera ocasión al Congreso del Estado en donde pasó
sin pena ni gloria.
En el curso
de su labor como diputado, 2002- 2005 don Félix no pudo consolidar a su grupo “Nuevo
Milenio” como hegemónico en el PT al chocar con Jaime Cervantes Rivera quien
era el hombre de todas las confianzas de la pandilla nacional del PT encabezada
por Alberto Anaya. Solo lo utilizaron.
Al no
encontrar eco su deseo de controlar a ese partido emprendió la reversa
provocando el desánimo y la dispersión de su grupo; unos se quedaron en el PT,
otros definitivamente lo abandonaron. Su caída política fue en picada, lo mismo
que la organización del transporte que prohijó, la ACASPEN.
Desplumado y
sin muchos seguidores llegó a la elección del 2006. Para reivindicarse y abrir
su camino de regreso al PRI apoyó en Nayarit la candidatura presidencial de
Roberto Madrazo. Para su desgracia el PRI perdió de nueva cuenta la elección presidencial
frente al PAN con Felipe Calderón a la cabeza. Con un PRI dividido y debilitado
por la derrota presidencial, el regreso de don Félix al tricolor pasó desapercibido.
Desde entonces vive en el ostracismo político viendo a los toros desde la
barrera.
Si hacemos
conjeturas de aquellos años del poderío político de don Félix el milagro
hubiera sido completo si en la elección gubernamental del 99 se hubiera
disciplinado y no el haber dividido al
priismo en Nayarit y allanarle el camino a Toño Echevarría. En la sucesión del
2005 seguramente él hubiera sido el candidato a gobernador en vez de Ney
González. La contienda interna la hubiera ganado con relativa facilidad dada su
popularidad en aquella época.
Por último,
en descardo de don Félix, donde tiene razón es al señalar que la nueva
generación de políticos que ascendieron al poder a partir de Ney González no
entienden que gobernar no es simplemente saludar a la gente en los eventos multitudinarios;
es escuchar sus problemas cotidianos con paciencia y resolverlos en la medida
de lo posible. En otras palabras, carecen de oficio político y algunos son vanidosos hasta la ignominia. No
aceptan la experiencia de los viejos cuadros del partido.
En conclusión,
el derrumbe político de don Félix fue a consecuencia de las circunstancias
adversas que él mismo generó, no a la voluntad divina.