Conjeturas
Por
Francisco Cruz Angulo
Una vez más el magisterio federal encabezado por los líderes
de la Sección 20 de maestros que dirige el Profr. Roberto Ávila Arciniega
realizó el pasado miércoles y jueves un paro general de actividades escolares
que afectó a miles de niños y niñas de nivel básico en toda la entidad.
En esta ocasión dicha suspensión de clases estuvo marcada por
la violencia en contra de padres de familias y de algunos maestros que
reprobaron tales acciones. Estos hechos porriles de los delegados sindicales
estuvieron documentados en imágenes por un canal de la localidad.
Los líderes de la Sección 20 por medio de volantes sustentan
su movimiento parista aduciendo que el Gobierno del Estado adeuda poco más de
100 millones de pesos de los cuales 40 millones es a pago de terceros y 63
millones por prestaciones derivadas de los convenios laborales del 2013.
Ante tales acciones el Secretario General de Gobierno, Lic.
Trinidad Espinoza Vargas salió a dar la cara durante una entrevista en un
noticiero nocturno de televisión. Sin atreverse a decir los nombres de quienes
son los responsables intelectuales del movimiento dizque por responsabilidad
(todos sabemos que el líder real de la sección 20 es el Profr. Liberato
Montenegro) condenó el paro laboral y afirmó tajantemente que a los maestros
federales no se les debe un solo centavo en salarios ni en prestaciones
sociales.
El alto funcionario fue explícito al denunciar que ese
movimiento parista es una presión política
y que estas deben dirimirse en los tiempos y en el lugar correspondiente.
Respecto al adeudo a terceros informó que el Gobierno ha
pagado 780 millones de pesos de una deuda que dejó el gobierno de Ney González
de 820 millones. Preguntó Trinidad Espinoza ¿”qué mejor muestra a favor de los
maestros el hecho que este gobierno esté pagando una deuda que le fue heredada”?
Luego el secretario general al referirse a los 63 millones
que reclama el sindicato fue enfático. Dijo que por instrucciones del
gobernador se le dará prioridad a los derechos laborales de los maestros y
maestras y luego a los del sindicato.
Reveló que los 63 millones son recursos adicionales que logró
el sindicato en la administración anterior; que hasta el día de hoy no saben a
ciencia cierta en que se utilizaron esos recursos públicos aunque por allí se
dice que fueron a parar a las tiendas “Tu Sumas” que fueron utilizadas como
propaganda electoral durante la precampaña a gobernador de Gerardo Montenegro.
En otra parte de la entrevista Trinidad Espinoza reprochó a
los dirigentes de la Sección 20 no ser congruentes. Señaló que cuando eran juez
y parte, estos es, cuando Aníbal Montenegro –aunque no mencionó su nombre-,
cuando tenían la administración de los recursos de la educación en la Sección
20 ni se movilizaron, ni hicieron paros laborales como ahora, y conste que al
final de aquel pasado sexenio la deuda era de 820 millones. ¿Por qué ahora sí?
Espinoza Vargas dejó claro estar dispuesto al diálogo y la negociación
siempre y cuando no se haga bajo presión; que no hay ninguna justificación para
que se dañe el derecho a los niños y niñas a la educación por cuestiones de carácter
sindical y cuyos beneficiarios de las prebendas son algunos cuantos dirigentes.
Indicó que no habrá marcha atrás en la decisión de que se descontará el salario
correspondiente a los maestros que no dieron clases en esos dos días.
En efecto, mal haría el Gobierno del Estado en no sancionar a
los faltistas. Así lo exige la nueva reforma educativa. Si se da marcha atrás por
la presión política es como ponerse la soga al cuello. Recuérdese que el
longevo cacicazgo magisterial de la sección 20 lidereado tras bambalinas durante
más de cuatro décadas por la familia de Liberato Montenegro sobrevive gracias a
su contubernio con las pasadas administraciones estatales incluyendo al
gobierno aliancista de Antonio Echevarría Domínguez.
El Gobierno de Roberto Sandoval marcó distancia desde el
primer día de su gestión al quitarles la administración de los recursos de los
SEPEN y que era el origen de abastecimiento de los recursos financieros que
alimentaron y fortalecieron al cacicazgo magisterial. Desde los SEPEN y el
sindicato controlaba todo: plazas, puestos de elección popular y administrativos,
comisionados sindicales que en realidad eran cuadros políticos para hacer
grilla electoral, ascensos escalafonarios a familiares , amigos incondicionales
y compadres y el disfrute de prebendas personales que llegaron al cinismo. Al
no disponer ahora de la chequera es natural que poco a poco ese cacicazgo entre
en desbandada.
Si bien todavía controlan mediante la intimidación a miles de
maestros, en la medida que el Gobierno Federal y Estatal hagan cumplir la nueva
reforma educativa y explique cuáles son sus bondades, los “charros” sindicales
quedarán aislados. Hoy dan patadas de ahogado.