El Presidente electo, Enrique Peña Nieto se impuso finalmente
a las veleidades políticas del Dip. Manlio Fabio Beltrones, jefe de la bancada
priista en la Legislatura Federal al obligarlo a que sacara adelante la Reforma
Laboral, iniciativa preferente del presidente Felipe Calderón.
El presidente de la Comisión del Gobierno Legislativo había
declarado que la minuta de Reforma Laboral modificada por el Senado de la
República en donde incluía reforma a la vida sindical, las cuales inicialmente
fueron rechazadas por la Cámara de Diputados dejó de ser preferente, por lo que
se debatiría en sesiones ordinaria.
El político sonorense priista tuvo que recular cuando Enrique
Peña Nieto instruyó a las bancadas de su partido a que la Reforma Laboral
debería ser aprobada antes de que concluyera el mandato de Felipe Calderón.
En menos que canta un gallo, el Senador Beltrones aceleró el
procedimiento legal. Por su puesto, metió mano y de los ochos artículos que se
referían a la democracia sindical y
rendición de cuentas de las cuotas sindicales, aprobaron cuatro, acotaron dos y
dejaron fuera dos, el artículo 388 BIS que se refiere a votar en pleno los
Contratos Colectivos de Trabajo y el 370. Estos dos artículos pasaron a la
congeladora.
Hay tres razones políticas para que Peña Nieto obligara a sus
mayorías priistas en las dos Cámaras a sacar adelante esta iniciativa
preferente; a saber: una, mandar una buena señal a los perredistas, al partido
Acción Nacional y a su jefe político Felipe Calderón que está dispuesto a
negociar a partir del reconocimiento de las propuestas de los panistas y
perredistas. Si las bancadas del PRI actuaban por filias o fobias se exponían
al próximo Presidente de México, a que sus 24 iniciativas preferentes a que
tendrá derecho a ejercer durante su mandato sexenal fueran boicoteadas por los
panistas y perredistas. Puro cálculo político.
Dos: la otra señal fue a los empresarios del país en el
sentido que dispondrán de todos los elementos legales para invertir. La reforma
a la Ley federal del Trabajo fue adecuada a modo bajo las premisas que generará
empleos, combatirá el empleo informal y dará certidumbre a la inversión
productiva.
Tres: el otro mensaje del próximo posesionario de Los Pinos
es que tiene voluntad política y carácter para impulsar los grandes cambios
estructurales que demanda la nación. Dio muestra que tendrá alineada a sus
bancadas en el Congreso de la Unión en base a su proyecto de Gobierno.
Para reforzar esta línea política, en los próximos días
mandará una iniciativa de Ley por medio de una de sus bancadas a efecto de
reformar el Sistema de Administración
Pública Federal. En esta Reforma al aparato administrativo federal se contempla
la desaparición de la Secretaría de la Función Pública (Contraloría interna de
la federación) que hasta hoy es un elefante blanco.
Será sustituida por una Comisión Nacional anticorrupción, la
cual será autónoma con atribuciones para
investigar y sancionar a los servidores públicos de los tres niveles de gobierno
(municipal, estatal, federal) Congresos de los Estados y de la Unión y Órganos
descentralizados que incurran en desviación de fondos o actos de corrupción.
Esta comisión se integrará por ciudadanos distinguidos que a
propuestas de dos terna por el Ejecutivo Federal deberán ser aprobados por las
dos terceras partes del Senado de la República.
La otra gran reforma que propuso Peña Nieto es fortalecer a
la Secretaría de Gobernación devolviéndole el mando único de la interlocución
política y de las fuerzas de seguridad pública e inteligencia en el país. Así
pues, desaparecerá la Secretaría de Seguridad Pública Federal para ser
sustituida por una Gendarmería Nacional, la cual estará bajo la batuta del
Secretario de Gobernación. Es decir tendrá bajo su puño los instrumentos
disuasivos, persuasivos y persecutorios para emplearlos cuando su titular
considere que esté en riesgo la seguridad nacional.
Hay quienes dicen que está de regreso el viejo PRI. No lo
considero así. Hoy son otras las condiciones políticas y sociales respecto al
pasado. Tenemos una sociedad más organizada y contrapesos en el Congreso de la
Unión y partidos políticos más movilizados en la cuestión pública.
Sin duda, el próximo Presidente
de México tiene que reacomodar el andamiaje de nuestras instituciones para dar
rumbo a una trayectoria común y que no ocurra como en los dos gobiernos
panistas que cada quien agarre breño por su lado. Seamos optimistas.