Conjeturas
Por
Francisco Cruz Angulo
Ayer inició formalmente el proceso electoral federal en 17
estados de la república en donde serán elegidos 9 gobernadores, presidentes
municipales, diputados locales y 500 diputados de mayoría relativa y
plurinominales a la próxima legislatura federal.
Todos los partidos políticos sobre todo los tres más
importantes, PRI, PAN y PRD tendrán que actuar con una enorme responsabilidad
cuando elijan a sus candidatos.
Comento lo anterior porque en los últimos 10 años las mafias
delincuenciales han filtrado a su gente en los puestos de elección popular
primordialmente en los ayuntamientos y de esta manera controlar los cuerpos
policiacos municipales.
Lo anterior lo podemos constatar en municipios de los estados
de México, Veracruz, Tamaulipas, Michoacán, Morelos y en días pasados en
Guerrero cuando un grupo de policías municipales de Iguala asesinaron a balazos
a 5 estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa a
un joven jugador integrante de un equipo de futbol de Chilpancingo y a dos
civiles más. Luego los mismos policías secuestraron a 43 estudiantes de esa
misma normal. Hasta hoy están desaparecidos.
Según las pesquisas que realizan las autoridades estatales y
federales que investigan este dramático caso todo parece indicar que fueron
asesinados por un grupo de sicarios denominados “guerreros unidos” pandilla de
criminales que desde hace años controla ese municipio guerrerense cuyo alcalde José
Luis Abarca Velázquez es de militancia perredista de la corriente de los
“chuchos”, por cierto hoy prófugo de la justicia al igual que su secretario de
seguridad pública.
Al igual que el estado de Michoacán gobernado por el priista,
Salvador Jara, el estado de Guerrero está convulsionado por los grupos
criminales y grupo políticos adversos al gobernador del estado Ángel Aguirre quienes
se disputan la gubernatura del estado en el 2015.
Los medios de comunicación en aquella entidad apuntan que en
el secuestro y desaparición de los normalistas pudieran estar implicadas la
clase política en contubernio con ese grupo criminal. Si miramos
retrospectivamente lo ocurrido en Michoacán en donde quedó al descubierto las
relaciones de complicidad entre decenas de alcaldes con el jefe de los
templarios, Servando Gómez alias “la tuta” e incluso hasta el ex secretario
general de gobierno y gobernador interino en sustitución temporal del gobernador
Fausto Vallejo, Jesús Reyna García; y más aun el hijo del señor Vallejo, mismos
que hoy están siendo procesados
penalmente, por lo que podemos concluir
que nuestras instituciones fueron copadas por el hampa organizada.
Ante esta dramática situación que viven algunos estados de la
república los partidos políticos y el Instituto Nacional Electoral (INE) deben
ser más rigurosos en el escrutinio de la biografía personal de los candidatos a
puestos de elección popular.
No olvidemos la dramática y larga historia de Colombia cuando
el cártel que lideró Pablo Escobar logró filtrar a sus compinches en el poder
legislativo federal en las fiscalías, juzgados y hasta en los partidos
políticos durante varias décadas.
Si bien el gobierno de Peña Nieto logró la captura de el
Chapo Guzmán, líder del cártel de Sinaloa y de Héctor Beltrán Leyva y desmembrar
el grupo criminal de los Caballeros templarios comandado por Servando Gómez “la tuta”, eso no ha revertido
la violencia criminal hoy protagonizada por grupos criminales más violentos y
sanguinarios como los que pululan en los estado de Guerrero, Estado de México,
Tamaulipas y Veracruz.
Se cortó la cabeza de la hidra, pero surgieron cientos de
cabezas, ahora sin control.
Ante tales evidencias de poco ha servido la asignación de
millonaria suma de dinero en seguridad pública si el huevo de la serpiente se
amamanta en las mismas entrañas de nuestro sistema político mexicano.