Conjeturas
Por
Francisco Cruz Angulo
Ayer el Presidente Enrique Peña Nieto promulgó las leyes reglamentarias
de la Reforma Energética. A partir de esta fecha vendrá la etapa más difícil,
esto es, su implementación en las nuevas estructuras en Pemex y en la Comisión
Federal de Electricidad (CFE) mismas que se regirán como empresas productivas
del estado mexicano y que deberán competir en los mercados con poderosas
empresas trasnacionales. ¿Seremos competitivos frente a ellos?
Los priistas y panistas aseguran que sí, mientras que todos
los partidos de izquierda predicen que no; aseguran estos últimos que las petroleras
multinacionales saquearán nuestra riqueza petrolera y luego emprenderán el
vuelo dejando tras de sí una cauda de contaminación ambiental en tierra y mar.
En cambio el presidente Peña Nieto considera que los cambios
estructurales en nuestra industria energética será la palanca económica para
transformar a nuestro país.
Señala que una vez que arribe a México la inversión
extranjera en la industria energética detonará todos los sectores de la
producción, lo cual generará millones de empleos y millonarios recursos
fiscales y en consecuencia el Gobierno Federal dispondrá de cuantiosos recursos
para invertirlos en la agroindustria, construir más escuelas, hospitales,
carreteras, viviendas, modernizar puertos y extender los programas sociales a
todos los rincones del país.
La primera etapa de esta visión de gobierno de largo alcance
los operadores políticos del mandatario federal lo hicieron con gran éxito.
Desde el primer día en que arrancó este gobierno la
negociación política fue la clave. Su piedra angular fue el “Pacto por México”
en el cual el PRI, PAN y PRD pactaron una ambiciosa agenda de gobierno en donde
coincidieron en la necesidad de hacer profundas reformas estructurales que
implicaban tocar poderosos intereses económicos y otros poderes facticos que
desde hace décadas impiden la transformación del país.
Con el consenso de estas tres fuerzas políticas fue posible
que en el Congreso de la Unión fueran
aprobadas las reformas constitucionales y sus leyes reglamentarias: la reforma
Laboral; la de Educación; la Ley de Competencia Económica; la de
Telecomunicaciones y la Política-Electoral.
En cambio la reforma Hacendaria se aprobó con los votos del
PRI y PRD. El PAN votó en contra. En cambio la Energética fue aprobada sin el
apoyo de todos los partidos de izquierda.
Con esta última reforma concluyó la luna de miel de los tres
partidos que integraron el pacto.
¿Qué sigue? El Gobierno de la República a que se apliquen las
leyes secundarias de todas las reformas, se vigile que los integrantes de los
órganos operadores autónomos sean profesionistas bien calificados y honestos para
que den resultados y estos se reflejen en los bolsillos de la gente a mediano y
largo plazo.
Por su parte todos los partidos políticos a rediseñar
estrategias de cara a las campañas electorales federales y estatales en el
2015.
En estas elecciones estarán en competencia 500 diputados
federales; en nueve estados sus gubernaturas y en 16 estados la elección de
presidentes municipales y diputados a las legislaturas locales.
La importancia de esos procesos electorales es que habrá un
árbitro nuevo denominado Instituto Nacional Electoral, mismo que de acuerdo a
sus facultades deberá nombrar a los nuevos integrantes de los institutos estatales
electorales a más tardar en septiembre próximo.
Otro atractivo de esos comicios es que por primera vez los
presidentes municipales y diputados locales que resulten electos en el 2015 podrán
reelegirse por un periodo más.
Ya veremos para entonces si les es funcional a los partidos
políticos, sobre todo por la mala fama que se ha generado en torno a los alcaldes.