Conjeturas
Por Francisco Cruz Angulo
Continua el debate en el Congreso de la Unión en torno a la
iniciativa de reforma hacendaria enviada por el Jefe del Poder Ejecutivo
federal Enrique Peña Nieto.
Los panistas la califican de poco calado porque contiene una
intención meramente recaudatoria sobre la base de elevar los impuestos a los
mismos contribuyentes cautivos, entre ellos, a las clases medias y no sobre la
ampliación de la base de los que no pagan impuestos como lo es el comercio
informal.
Otra de las críticas de los legisladores panistas es su temor
al fantasma del endeudamiento público en el que incurrieron los gobiernos
priistas y que llevaron durante las décadas de los 80´s y 90´s a una crisis profunda
de nuestra economía.
Expresan sus miedos porque en la nueva ley de ingresos solicitan
un déficit fiscal para lo que resta del año del 0.4 del PIB y para el próximo
año hasta el 1.5 hasta, lo cual significa adquirir más deuda pública extranjera
o nacional por la suma de 600 mil millones de pesos, es decir, ante la
incapacidad del estado de recaudar más recursos se apuesta al endeudamiento
público para hacer crecer la economía. Los legisladores panistas y los
empresarios coinciden que una mejor medida sería aplicar el IVA al consumo
generalizado. Así el que consume más, paga más.
En esta línea también coinciden como un error aplicar IVA a
la educación privada; homologar IVA en la zona fronteriza del país, o sea del
12 al 10 %; eliminar la consolidación fiscal de las empresas y gravar la
compra-venta y renta de casas.
En cuanto a los programas sociales que anunció el Presidente
Peña Nieto como lo son la pensión universal para los adultos mayores; el seguro
al desempleo y el seguro a las jefas de familia se mostraron escépticos porque
según los panistas lleva implícito propósitos electoreros como en los viejos
tiempos. De igual manera reclaman al gobierno federal el hecho de pedir más
dinero para gastar cuando en los hechos tuvo un subejercicio de gasto programado
para este año y no lo gastó; señalaron además que de acuerdo a la nueva ley de
ingresos que se propone se destinará a los estados y municipios el 1% de lo que
se recaude cuando se sabe que los gobernadores y alcaldes son muy malos
administradores y actúan en la opacidad en la rendición de cuentas.
Por lo tanto proponen
que a la brevedad se apruebe la nueva ley política-electoral y la ley
anticorrupción.
En contraparte los legisladores priista y perredistas
defienden la propuesta del presidente Peña Nieto bajo el principio de que paguen más, los que ganen
más. Se congratularon que ya era tiempo que se eliminaran los privilegios
fiscales que hizo más ricos a los ricos. Es lógico que ahora respinguen cuando
se les quita sus privilegios. No obstante se mostraron dispuestos a
reconsiderar todo aquello que afecte a las clases medias, entre otros, el IVA a
la educación privada.
Los legisladores priistas contraargumentan que ante la
desaceleración de la economía en nuestro país el Gobierno Federal buscará
reactivar la economía interna mediante
la inversión pública responsable y transparente por medio de la obra pública
con destino a carreteras, servicios de seguridad, educación, créditos a la producción
agropecuaria y pesquera, vivienda y el impulso a la pequeña y mediana empresa.
Para cumplir este propósito, el Presidente Peña Nieto anunció un plan para
acelerar el crecimiento de nuestra economía con una inversión pública de 27 mil
millones de pesos para aplicarlos en lo que resta de este año.
Por supuesto otra parte de los recursos públicos será
para garantizar la seguridad social universal como son el seguro a los
adultos mayores de 65 años; el seguro al desempleo y el seguro a las jefas de
familia y los demás programas sociales, entre otros, la cruzada contra el
hambre; procampo y oportunidades, entre otros.
Justifican los priistas que el déficit presupuestal del 0.4
al 1.5% del PIB será transitorio en tanto de aprobarse la reforma energética
habrá buenos resultados de la renta petrolera.
Por su parte los legisladores perredistas se muestran cautos.
Coinciden con los priistas y panistas que no hay que golpear con más impuestos
las clases medias y de igual manera se mostraron satisfechos que la carga
fiscal esté orientada a la clase privilegiada y de esta forma financiar a los
programas sociales que atempereramentan la pobreza de más del 50 millones de pobres que hay en el país. Son las demandas
de la izquierda mexicana.
Sin embargo los radicales de izquierda como el encabezado por
López Obrador que lideréa MORENA se manifestaron en contra no solo de la
reforma hacendaria sino días antes en contra de la reforma educativa. Paradójicamente
la ultraderecha y la ultraizquierda coinciden, no para transformar al país sino
los primeros para conservar sus privilegios económicos y López Obrador para no
perder su clientela electoral, en su calidad de caudillo mesiánico.