De igual
manera en esa elección se jugará el futuro político de los partidos
minoritarios, tales como el PVEM, PANAL, Partido del Trabajo y Movimiento
Ciudadano. Esta vez será el voto de los ciudadanos el que decida si otorgan o no
su registro legal, es decir, darles el apoyo del 2% de la votación general.
Hasta esta elección,
la existencia de esos mini partidos ha sido posible gracias a las coaliciones
que negociaban con los 3 grandes partidos, PAN, PRI y PRD. Con la última
reforma electoral del 2007, esas formaciones políticas deberán acreditar en las
urnas si por si solos merecen tener representación en el Congreso de la Unión y
las diversas prerrogativas que otorga el IFE.
Todos conocemos
que los mini partidos son de carácter regionalistas y conducidos bajo un
esquema patrimonialista, o sea, desde su fundación son administrados por
familias y un círculo cerrado de amigos incondicionales al dirigente nacional
en turno. Por ejemplo, el PVEM lo regentea la familia de los propietarios de
las farmacias Similares que extiende su mercado hasta varios países latinoamericanos;
el Partido del Trabajo lo controla caciquilmente Alberto Anaya; el PANAL tras
bambalinas es controlado por la presidenta vitalicia del SNTE, Elba Esther
Gordillo, el cual lo utiliza como ariete para incrementar su poderío político y
económico, y a la vez le da capacidad de negociación a efecto de obtener
posiciones en la administración pública federal y estatales, así como en el
Congreso de la Unión. Del Partido Movimiento Ciudadano, desde que apareció a la
luz pública como Convergencia, su líder indiscutible es Dante Delgado, en tanto
que quita e impone dirigentes.
¿Estos
partidos políticos pasarán la prueba del ácido este 01 de julio? Será la gran
incógnita a despejar al día siguiente de los comicios.
Respecto al
PRD y al PAN, ambas formaciones políticas, independientemente de su fuerza electoral, continuarán siendo determinantes
para darle gobernabilidad al país y serán un necesario contrapeso a la probable mayoría simple del PRI en el
Congreso de la Unión.
Lo peor que
pudiera sucederle al PRD es emprender una cacería de brujas en su interior para
encontrar a los responsables de su derrota. Si el perredismo se divide a consecuencia
de una intensa lucha fratricida por el usufructo de la franquicia de ese
partido estarán socavando prematuramente a un proyecto de nación de izquierda
alternativo con grandes probabilidades de conquistar el poder presidencial en
el 2018 bajo el liderazgo indiscutible de Marcelo Ebrard. Ese proyecto
alternativo de gobierno ya es un embrión consolidado en el Distrito Federal en
donde será refrendado abrumadoramente en las urnas por millones de chilangos.
En cuanto a
la derrota de Josefina Vázquez Mota, -si ocupa el tercer lugar en la votación-
provocará una debacle en sus estructuras partidistas, y aún más si pierden las
gubernaturas de Jalisco, Morelos y Guanajuato. Es de todos conocido que la candidata
presidencial no obtuvo el apoyo a su
campaña por la corriente más conservadora del panismo encabezados por Manuel
Espino y el ex presidente Vicente Fox, quienes sin ningún escrúpulo moral
decidieron apoyar públicamente al candidato del PRI, Enrique Peña Nieto. Uno de
los voceros oficiales de la candidata presidencial anunció en días pasados que
una vez concluida la elección saldarán cuentas
con Vicente Fox, lo que presagia vientos huracanados en el blanquiazul.