No podría
ser de otra manera por dos razones: una, que está en juego el poder
presidencial, y dos, a que son las reglas que los mismos partidos políticos
representados en las dos cámaras aprobaron con júbilo y por unanimidad la reforma electoral constitucional en el 2007.
Esta reforma
aplaudida por toda la clase política finalmente benefició al Partido
Revolucionario Institucional (PRI) y a su candidato presidencial, Enrique Peña
Nieto porque resultó una camisa de fuerza que impide la libre manifestación y
confrontación de ideas y de propuestas programáticas de sus candidatos.
El debate
del pasado 6 de mayo entre los 4 presidenciables fue un botón de muestra. Siendo
coherente con esta realidad, Castellón Fonseca aceptó esas reglas; no hay más
que acatarlas, dijo.
Otro tema que
llamó la atención el candidato perredista fue al referirse a la creciente
pobreza en el campo de la zona norte de nuestra entidad. No es porque se estén
muriendo de hambre sino porque ha disminuido su calidad de vida en lo referente
a educación, salud, empleo y, consecuentemente, el éxodo de sus habitantes a
las grandes ciudades o a Estados Unidos. Dijo que esta situación de pobreza los
hace proclives a la aceptación de dádivas en tiempos de campaña electoral, induciendo
el voto desde el poder público. Ahora
hasta piden computadoras laptop para sus hijos, ironizó el candidato.
Esta
práctica es común de gobiernos priistas, panistas y perredistas. Los tres
partidos le sacan raja política-electoral con la mendiguez de la gente. Los
mejores ejemplos los tenemos en el Estado de México en donde gobierna el PRI y
en el Distrito Federal gobernado por el PRD desde hace varios sexenios.
Tan son
exitosos los programas asistenciales que el gobierno calderonista y ahora Peña
Nieto copian los programas de apoyo a la tercera edad, a las madres solteras,
seguro al desempleado temporal, servicios de salud totalmente gratuitos y otros
más que implementó López Obrador cuando fue el jefe de gobierno del Distrito
Federal.
Esta manera de
atemperar la pobreza tiene arriba de 20 puntos a Peña Nieto en la competencia
presidencial. De igual manera, el candidato de las izquierdas en el D.F, Miguel
Ángel Mancera está arriba con más de 30 puntos sobre la candidata del PRI,
Beatriz Paredes. Estos dos casos emblemáticos dan fe que el clientelismo
electoral es parte consustancial de nuestro sistema político mexicano.
Tiene razón
Castellón Fonseca que la única garantía de combatir la pobreza, la violencia
del crimen organizado que se nutre de nuestros jóvenes en el desempleo; castigar
la impunidad y la corrupción en todos los niveles de gobierno y liquidar la
desigualdad social no hay más camino que
cambiar de modelo económico y político de nuestro país, porque el actual
está agotado y en crisis.
Siendo
realista no vislumbramos en el horizonte inmediato este cambio de modelo
económico. El actual sistema neoliberal perpetuado hasta hoy por el gobierno
calderonista, si bien logró estabilizar la macroeconomía de nuestro país, lo
hizo a partir de generar más miseria en la población reflejado en más de 50
millones de pobres y en la violencia indiscriminada que azota en todo el país
por las bandas del crimen organizado con un saldo insólito en nuestra historia
reciente de más de 60 mil muertos y miles de personas desaparecidas. Todas esas
condiciones pueden ser el caldo de cultivo que alimente el huevo de la
serpiente, tal y como ocurrió en el ascenso del fascismo, antes de que
estallara la segunda guerra mundial de la Alemania nazi
A falta de
una alternativa de “cambio verdadero” con gran arraigo popular como en el 2006,
todo parece indicar que el PRI regresará a Los Pinos. El problema es si vuelve
el viejo PRI, maquillado, o un nuevo PRI que se atreva a realizar profundas
reformas estructurales que resuelva los gravísimos problemas de amplios
sectores de la población.
En esta
contienda presidencial no solo la decidirán los indecisos o las mejores
propuestas sino aquel partido político que disponga de una bien aceitada
maquinaria electoral para movilizar a los electores a votar el próximo 01 de
julio.