Por Francisco Cruz Angulo
Aunque usted no lo crea, el Presidente Peña Nieto cabildea por
debajo del agua con gobernadores, legisladores de los partidos políticos más
importantes del país y con empresarios las bondades de sus tres iniciativas estratégicas
de reforma Constitucional energética que, por su importancia dependerá la
viabilidad de la Reforma Hacendaria y Fiscal y, en consecuencia la aprobación
de una Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos para el 2014 que fomente el
crecimiento económico de la Nación.
El activismo del Presidente Peña Nieto se explica porque de
aprobarse la reforma Energética estará en posibilidades reales de ejecutar sus
grandes proyectos en materia de combate a la pobreza; eficientar el sistema
educativo nacional; reactivar la producción en el campo y el sistema universal
de seguridad social.
Si no se incrementa el crecimiento económico y el empleo su
proyecto de gobierno será un fracaso.
La tarea no es fácil. Hasta el día de hoy tenemos tres
proyectos de reforma Energética de encontradas visiones; a saber: la del PAN
que abre la inversión privada en toda la cadena de producción de la industria
petrolera de nuestro país por medio de
las concesiones; la del PRI situado en una posición intermedia que sin perder
la propiedad de nuestras riquezas petrolera por medio de los contratos de
utilidad compartida y de los contratos de producción compartida abre la
posibilidad a que la inversión privada participe sobre todo en la exploración y
explotación de los pozos petroleros en aguas profundas así como en la creación de
refinerías. En ambas propuestas se contemplan reformas a los Artículos 25, 27 y
28 de nuestra Constitución.
La tercera propuesta es la del PRD. En esta iniciativa de
reforma Energética coinciden los radicales y moderados de la izquierda
mexicana. Consideran en su iniciativa que no es necesario abrir la inversión privada
en la exploración y explotación de nuevos pozos petroleros en aguas profundas
porque eso implicaría entregar el patrimonio nacional. Argumentan que esta área
estratégica de la economía no debe estar en manos de compañías extranjeras ya
que lo único que buscan es la ganancia máxima que va a parar a bancos
extranjeros y no reinvertirlos en el desarrollo económico de nuestro país, como así sucedió cuando se entregó
la banca nacional a banqueros extranjeros.
La propuesta del PRD plantea una reforma a las leyes secundarias
cuyo propósito sería quitarle la pesada carga fiscal a Pemex; iniciar una
profunda depuración administrativa de Pemex en donde el sindicato petrolero
deje de ser parte del consejo de administración pues desde esta posición de
privilegios sus líderes obtienen cuantiosas prebendas económicas que van a para
a sus chequeras personales; por otro lado combatir y castigar la corrupción de
medianos y altos funcionarios que hacen negocios con empresas particulares y que les reditúan pingües
ganancias personales.
Acepta el PRD que la inversión privada en algunos eslabones
de la cadena productiva de Pemex puede ser complementaria, pero no
predominante.
El partido del Sol Azteca considera que debería realizarse un
Referéndum en todo el país para que se tome una responsable decisión en torno a
la reforma Energética. Tanto el PAN como el PRI la consideran fuera de tiempo
dado la complejidad de su instrumentación y del tema a consulta.
El PRI asegura que junto con las bancadas con el PAN y el PVEM tiene los
votos suficientes en el Congreso de la Unión para aprobar dicha reforma. En tanto
que los perredistas esta acción la califican como riesgosa e irresponsable para
el país porque lo polarizaría y hará más difícil consensuar acuerdos en el resto del sexenio.