Conjeturas
Por
Francisco Cruz Angulo
Lo que corroe a nuestro sistema político mexicano y que está
en el orden del día es la corrupción en los puestos públicos, la falta de
transparencia en el manejo de los recursos públicos y la impunidad de la que
gozan los infractores de la ley.
Es tal la irritación pública que en los comicios federales y
estatales del próximo 7 de junio el abstencionismo sea el gran vencedor y, por
lo tanto la mayoría de los candidatos sean electos por una minoría de la
población, lo cual sería un severo revés a nuestra actual clase gobernante.
Esta pérdida de credibilidad a nuestras principales
instituciones (partidos políticos, alcaldes, legisladores, gobernadores y hasta
la iglesia y el Ejército) no es porque carezcamos de leyes para sancionar todo
ese pillaje sino porque no se aplican esas normas constitucionales.
Ante tal panorama los legisladores en el Congreso de la Unión
están obligados desde el inicio de su primer periodo ordinario de sesiones
aprobar la comisión nacional anticorrupción en la cual se otorgue dientes a la
auditoría Superior de la Federación a efecto de que los delitos que encuentren
durante la fiscalización de los recursos públicos en los tres órganos de
gobierno sean vinculatorios a procesos penales.
Otro de los temas más controvertidos que debe estar en el
orden del día es la autonomía de los ministerios públicos respecto al Poder Ejecutivo.
El mismo presidente Enrique Peña Nieto al inicio de su mandato
dijo ser proclive a la creación de una Fiscalía General de la República de la
que derivaría una Fiscalía anticorrupción y otra en asuntos electorales.
El combate a la corrupción pública es impostergable dado la
descomposición social y política que se está generando en algunas regiones del
país.
¿Continuará nuestra clase política haciendo oídos sordos ante
la cada día más enardecida sociedad
civil que demanda que los servidores públicos no continúen saqueando el erario
de la nación? ¿O continuarán ejerciendo con pragmatismo sínico aquella frase popular que dice “tapaos los unos a los
otros”? Que no toquen la cola del diablo…
¡Aguas con “Layín”
Ramírez.-Las autoridades electorales y la Fiscalía General del
Estado y los servicios de inteligencia federal deben seguir muy de cerca la
actividad cotidiana del presidente municipal de San Blas, Hilario “Layín
Ramírez” pues anda muy dadivoso todos los fines de semana regalando dinero en
las plazas públicas, no solo en San Blas sino en otros municipios como así se
divulga en las redes sociales. Algunos lo llaman el “Chucho el roto” de los
nayaritas y otros lo comparan con la “Tuta”, Servando Gómez jefe de la banda de
los Caballeros Templarios quien hoy anda a salto de mata esperando ser
capturado por la justicia federal; al igual que “Layín” regalaba miles de pesos
todos los domingos en las plazas públicas en los municipios de la tierra
caliente de Michoacán con el propósito de ganarse a la gente humilde, no para
buscar un puesto público sino para construir una base social que lo encubriera
de la justicia.
Se dice que Layín en las fiestas navideñas cual padrino de
los samblaseños lanzó como bolo 50,000 pesos provocando violentos tumultos
entre los asistentes en la plaza principal de aquel puerto, más las opíparas
comilitonas que organiza en donde corre a granel los traguitos, taquitos y
ruidito en los que se gasta miles y
miles de pesos.
Si sumamos a lo anterior el hecho que se ande promoviendo
como el mejor alcalde del país por algunos medios de comunicación y publicidad fija,
no creemos que lo haga por su desmesurado amor a la gente pobre como suele
decir. No nos extrañe que hasta se quiera lanzar como candidato a gobernador en
el 2017.
Si el dinero que se gasta en publicitarse proviene de su
bolsillo, siempre y cuando tenga un origen licito, pues muy su dinero y que se
lo gaste como le pegue la gana; pero como un día dijo que robó poquito cuando
fue por primera vez alcalde de San Blas, que tal si todo ese dinero proviene
del erario público o de fuentes ilícitas.
No vaya a ser que dentro de tres años descubramos que se haya
infiltrado las bandas del narcotráfico por medio de las candidaturas independientes
en Nayarit y después nos lamentemos. Más vale prevenir que lamentar. La burra
no era arisca hasta que la hicieron…