Por Francisco Cruz Angulo
El Partido Acción Nacional de facto se colocó como el único
interlocutor frente al presidente Peña Nieto para sacar adelante la tan
anhelada Reforma Energética de carácter Constitucional.
Su líder nacional, Gustavo Madero acompañado por los
coordinadores de las bancadas en la Cámara de Diputados y en el Senado de la
República propuso una iniciativa de Reforma a los Artículos 25, 27 y 28 de
nuestra Carta Magna con el propósito de abrir al 100% a la iniciativa privada, nacional y extranjera
en la exploración y explotación del petróleo en aguas profundas, así como la
inversión privada en la totalidad de la industria petrolera.
La iniciativa panista es una buena estrategia para posicionarse
en la agenda nacional de cara a las próximas elecciones federales del 2015 y
2018. Al presidente de la república le urge sacar sus dos reformas de gran
calado, esto es, la Energética y la Hacendaria en la perspectiva de sacar
adelante su ambicioso proyecto de desarrollo económico y social.
Tiene claro el mandatario federal que por la vía del “Pacto
por México” no logrará tal propósito en tanto que el Partido de la Revolución Democrática
no estará en la mesa del Pacto y debatir una reforma energética que implique
cambiar los principios del Artículo 27 Constitucional que para toda la
izquierda mexicana es un dogma cuasi religioso.
Uno de sus principales gurús, el Ing. Cuauhtémoc Cárdenas
durante un foro expuso que no es necesaria una reforma Constitucional para
modernizar y hacer competitivo a Pemex en el mercado internacional. Argumentó
que lo primero que tiene que hacer el Gobierno Federal y el Congreso de la
Unión es darle plena autonomía a esa paraestatal a efecto de quitarle esa
enorme carga tributaria de poco de más del 30%; lo segundo es acabar con las millonarias
fugas de dinero que benefician a funcionarios corruptos y líderes sindicales
porque entre ambas partes engordan sus
bolsillos apropiándose ilegalmente de la renta petrolera que es de todos los
mexicanos.
Acepta el Ing. Cárdenas que en la refinación, transporte y en
la industrialización de la petroquímica puede haber inversión privada, tal y
como hoy ocurre mediante contratos de servicio o el usufructo de franquicias
como es el caso de las gasolineras. Esta posición del Ing. Cárdenas es la de
todos los partidos políticos de izquierda.
Es tal la presión hacia la dirigencia nacional del PRD que
preside Jesús Zambrano que todas las corrientes de ese partido incluido la del
actual Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera solicitaron
que el PRD abandone la mesa del “Pacto por México”.
Del lado de los radicales de izquierda agrupados en el
Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) cuyo líder indiscutible es Andrés
Manuel López Obrador se lanzarán a las calles una vez que se anuncie la reforma
Energética y Hacendaria.
Ante el probable escenario que el PRD no apoye una reforma
constitucional para modernizar a Pemex, los dirigentes nacionales del blanquiazul
le tienden la mano a Peña Nieto y le refrendan su apoyo a sacar adelante esa
reforma al inicio del primer periodo ordinario de sesiones en el Congreso de la
Unión a celebrarse en septiembre próximo.
Como todo tiene un precio, no faltaba más le advirtieron que
primero en sesión extraordinaria de la comisión permanente se debe aprobar la
reforma política electoral. ¿Cuál será el precio a pagar de Peña Nieto a los
panistas? Si la reforma panista va en el sentido de cambio de régimen político,
es decir, segunda vuelta electoral, gobierno de coalición, Primer Ministro, Instituto
Nacional Electoral, reeleción de alcaldes, diputados estatales y federales,
senadores y una fiscalía autónoma en delitos electorales. Dudo mucho que el PRI
esté dispuesto a seguirle los pasos a Peña Nieto. No es nada menor: estará en
juego la continuación del PRI en la silla presidencial en el 2018.
En resumen, esta posición radical neoliberal de los panistas,
contrasta notablemente con las posiciones del tricolor, ya no se diga de los
grupos de izquierda que todavía en la idolatría de la expropiación petrolera
del general Lázaro Cárdenas del Rio, continúan sin entender las nuevas
realidades de la industria del petróleo en el
mercado internacional.
La suculenta zanahoria que les lanzó el PAN al tricolor debe
ser examinada con mucha responsabilidad dado sus consecuencias políticas y
sociales difíciles de prever.
Recuérdese que las reformas privatizadoras de Carlos Salinas
de Gortari en Telmex, la banca comercial, ferrocarriles nacionales y otras
paraestatales dejaron una profunda irritación popular a todo lo que oliera a
privatización. Hasta hoy el ex presidente Salinas sigue siendo el ex presidente
más denostado por los mexicanos. Al amparo de la Ley y con la protección del
estado se amasaron las grandes fortunas familiares que hoy conocemos como la de
Carlos Slim y Ricardo Salinas del grupo Televisión Azteca.
El PRI en su calidad de partido en el poder debe mantener los
equilibrios para no despertar el México bronco que todos llevamos dentro.
En consecuencia abrir las puertas de par en par de Pemex al
100% de la inversión privada sin el consenso de todas las fuerzas políticas
sería apostarle a la ingobernabilidad. La posición centrista del tricolor de abrir la inversión en Pemex; regulada y
controlada por el estado es lo más
sensato.
Habrá que analizar si para ello es necesario hacer la tan
mencionada reforma Constitucional. Peña Nieto tiene ese gran reto. Los panistas
sacaron la zanahoria porque está en juego la superación de su propia crisis
interna. De la mano del PRI pretenden volver a Los Pinos.