Por
Francisco Cruz Angulo
En la era
del internet y de las redes sociales la vida pública y privada de los
ciudadanos está expuesta al escrutinio de toda la comunidad. Estos nuevos
medios de comunicación suplen para bien o para mal lo que se oculta o se sesga
en los medios tradicionales de comunicación como son la prensa escrita, la
radio y la televisión. Si en el pasado reciente estos medios informativos manipulaban,
sesgaban o minimizaban noticias que eran incómodas para la clase política o
poderosos empresarios. La gente dejó de creer en su profesionalismo y fueron
estigmatizados ante la opinión pública.
El caso más
emblemático lo observamos durante el pasado proceso electoral presidencial
cuando varios periódicos nacionales y el duopolio de Televisa-Azteca
manipularon las encuestas a favor del hoy Presidente Enrique Peña Nieto, lo que
provocó la irrupción inesperada del movimiento estudiantil “Yo soy #132”. Este
movimiento estudiantil surgió y se desplegó a través de las redes sociales como
un contrapeso a una prensa poco profesional y con una clara tendencia
partidista.
Este reclamo
a ejercer una prensa veraz, objetiva y que se rija por los valores éticos de la
profesión, no es cuestión de buena fe porque subyacen en su ejercicio intereses
económicos de los propietarios de los medios contraídos con la clase política
gobernante. La auto mordaza no se explica sin este factor que a veces es
determinante en la línea editorial de los medios de comunicación.
En Nayarit
como en otros estados de la República son reglas no escritas. Hay excepciones.
Uno de los sexenios gubernamentales es donde se toleró la crítica y hasta la
diatriba personal al Poder Ejecutivo por algunos medios de prensa escrita fue en el gobierno de Don Emilio
M. González. Decía él que era mejor el exceso de libertades para decir lo que le
pegara la gana a los ciudadanos que restringir la libertad de expresión. Así
fue. Pese a que fue víctima de campañas sucias en la prensa escrita a nadie
reprimió con el garrote policial o les quitó los convenios de publicidad
oficial. Eso habla de su gran prudencia y tolerancia para gobernar.
Sin embargo
recuerdo que en el gobierno de Rigoberto Ochoa, el prestigiado ex conductor de un noticiero de XHKG, Óscar
González Bonilla fue puesta su cabeza en bandeja de plata al Ejecutivo Estatal
por el dueño de la televisora en cuestión a cambio de que no se le cancelara el
convenio en publicidad.
En esa
acción atentatoria a la libertad de expresión participó el entonces Procurador
General de Justicia, Lic. Sigfrido de la Torre Miramontes, todo porque se
molestó el funcionario que Óscar Bonilla diera voz a decenas de ciudadanos que
demandaban justicia y no ser atendidos con diligencia por su titular.
Simplemente llamaron a Oscar a la administración del susodicho canal y le
dijeron que ya no eran necesarios sus servicios en esa empresa. Por lo menos lo
indemnizaron de acuerdo a la Ley.
Trascendió
por las redes sociales y luego se hizo público un acto similar en el Periódico
Express. Se divulgó que en fecha reciente el propietario de este matutino cesó
a su director, Armando Fránquez; según el editor porque permitió publicar un
comentario crítico al gobernador en una columna de su corresponsal en
Ahuacatlán e Ixtlán del Rio. El despedido solicitó una razonable explicación. La
respuesta fue temeraria al decir que esa
crítica molestó al Gobernador. Flaco
favor le hizo al mandatario nayarita. El Editor tiene todo el derecho de preservar su patrimonio familiar y cumplir
con sus compromisos políticos, pero no ponderó el alcance de sus palabras para
despedir a su empleado. Su liquidación
laboral fue a medias: el pago de tres meses de salario pero no así los 20 días
por cada año de servicio y parte proporcional de aguinaldos y reparto de utilidades.
Haya sido o no
el Gobernador el que presionó al editor para que se despidiera al director de
ese periódico debe alertar a los propietarios de medios y a los trabajadores de
la comunicación.
Si no
ocurrió así, la oficina de prensa del actual régimen debe fijar oficialmente su
posición. Me extraña que haya ocurrido ese hecho lamentable porque días antes
los dirigentes de 6 organizaciones de periodistas nos reunimos con el Srio.
General de Gobierno, J. Trinidad Espinoza Vargas y con el Lic. Rodrigo Pérez,
los que sin tapujos refrendaron su respeto irrestricto a la libertad de
expresión e información, por mandato de Roberto Sandoval.
Sería
saludable que se aclare ese lamentable hecho para que no pierda credibilidad la actual administración estatal, sobre todo cuando
el Presidente Peña Nieto está empeñado en transparentar las relaciones
prensa-estado en el marco de un amplio respeto a las libertades ciudadanas.